Tres veces Junior ha ganado un título jugando en el Nemesio Camacho ‘El Campín’ de Bogotá, así como ahora tendrán que salir a intentar hacerlo el miércoles. Equipo que quedó para la historia rojiblanco logró la gesta en una plaza que durante esos año era vista como la más complicada para los ‘Tiburones’.

En el año de 1977, Junior se consagró por primera vez campeón y lo hizo en ‘El Campín’. Un equipazo, lleno de talento y con fútbol fluído, que tuvo que poner mucho carácter para poder dejar al lado el mito de la altura que por varias décadas les generó un dolor de cabeza a los barranquilleros.

Dulio Miranda, una de las estrellas del equipo en ese año, recuerda que ir a Bogotá era un sufrimiento por la forma en las que poco a poco se les iban apagando las fuerzas. La altura es un enemigo que va acabando las piernas y los pulmones en silencio y cuando te lo quita todo, no hay vuelta atrás.

“Hoy en día hay más tecnología para jugar en la altura. Se puede jugar sin tanto sufrimiento. Junior tiene los arrestos para ir a Bogotá y hacer un buen partido. Tiene que jugar con claridad, con personalidad para enfrentar la situación”, enfatizó Miranda, quien vistió la camiseta rojiblanca en 440 ocasiones, siendo el que más jugó.

Miranda, quien estuvo trabajando con Julio Comesaña recientemente en el cuerpo técnico del equipo, habló de cerca de los profesionales que tiene el colombo-uruguayo para preparar a sus jugadores.

“Hoy los entrenamientos y la parte médica han avanzado mucho. La altura está allí, eso no es un mito, pero se puede compensar con la preparación. En Bogotá hay que saber correr la cancha, que corra el balón y saber manejarse”, afirmó el dos veces campeón colombiano con Junior, en 1977 y 1980, casualmente de visitante en ambas oportunidades.

Miranda afirmó que para poder lograr dicho rendimiento, lo único que puede marcar la diferencia es el trabajo de la preparación física, que en Junior tomó un realce en las manos del uruguayo Jorge Franco, quien también regresó a la institución de la mano de Comesaña.

“Nosotros teníamos un excelente preparador físico, teníamos el arresto para hacer el esfuerzo. Sabíamos movernos, sabíamos acelerar y poner la pausa para podernos recuperar. Junior tiene jugadores experimentados para que puedan identificar esos momentos”, firmó.

Como lo advertimos al principio, tres veces fueron las que Junior definió un título en Bogotá. En las otras dos, Víctor Danilo Pacheco, todo un histórico del fútbol barranquillero, estuvo estrechamente ligado, dentro y fuera de la cancha.

Pacheco estuvo en la nómina de jugadores campeones en 1995 en Bogotá, luego de perder ante Santa Fe y lograr el título por una diferencia de dos puntos, sobre el América de Cali. Luego, en el 2015 fue asistente técnico de Alexis Mendoza cuando se logró el título de la Copa Águila, otra vez ante la escuadra cardenal.

“Este tiempo distinto, este equipo está muy bien preparado. Junior ha sido protagonista de visitante”, expresó el talentoso exjugador.

Pacheco aseguró que los jugadores actualmente son mucho más rigurosos en su preparación. Sobre todo, por los cambios permanentes de altura y clima que deben afrontar cada ocho días, en especial los jugadores de Junior que siempre tienen que subir del nivel del mar a la altura.

“En esta época el jugador está listo para jugar en cualquier cancha. Lo que hemos visto de Junior en Bogotá en los últimos tiempos ha sido excelente. Ellos se entrenan para poder jugar bajo cualquier circunstancia. El trabajo del profe Comesaña es recuperarlos y que están listos para el partido y para eso cuenta con varias personas que saben mucho del tema”, detalló.

Sobre la mentalidad de los jugadores para afrontar los cruciales 90 minutos, Pacheco afirmó que Junior tiene que salir a jugar el fútbol que siente y que hasta ahora les ha dado resultado. Es el momento, para Víctor Danilo, de salir a demostrar la jerarquía del campeón.

“Junior lleva la ventaja. Tiene que tener la tranquilidad, no puede cambiar la forma de jugar. Junior tiene los elementos para poder sacar adelante el partido”, sentenció.